El comercio y los consumidores se tuvieron que adaptar rápidamente a las lógicas del ecommerce, empujados —principalmente— por la pandemia y el confinamiento de las ciudades.
Sin embargo, a pesar de que ahora hay una mayor flexibilidad en la movilidad, las personas se acostumbraron a comprar a través de las plataformas digitales y ahora les exigen cada vez más a las empresas que cumplan con sus expectativas en relación con los tiempos de entrega.
Pequeñas y medianas empresas han debido enfrentar una serie de desafíos, debido a que no poseen mucha experiencia en sistemas de distribución, no tienen estrategias para controlar las entregas, desconocen dónde están sus clientes y no saben cómo informar de los repartos.
Las PYMEs por lo general cuentan con estructuras pequeñas, refiriéndonos a empresas de menos de 10 a 20 vehículos, por lo que el acceso a las tecnologías —hace algún tiempo—, era prohibitivamente caro, ya que si una PYME quería contratar este tipo de herramientas tenía que tener servidores dedicados, pagar mantención, controlar las variables y tener un servicio dedicado para su operación.
En la actualidad, existen herramientas tecnológicas que facilitan los procesos de distribución y que están disponibles para todos los bolsillos, como los sistemas que están alojados en la nube, logrando que las PYMEs puedan acceder con facilidad a esa solución.
Sin embargo, el gran problema que están enfrentando las empresas pequeñas, es que no tienen muchos conocimientos de estos servicios: no saben que son sencillos de utilizar, simples de implementar y que traen consigo muchos beneficios. Y si lo saben, siguen creyendo que su valor es prohibitivo, por lo que continúan utilizando procesos manuales.
En mi opinión, algo fundamental que deben practicar los gestores empresariales, para llevar adelante un buen proceso de distribución, es dejar de pensar como PYME y comenzar a pensar como una empresa más grande.
Con esto quiero decir que deben establecer procesos en su gestión logística, definir variables, como los tiempos de entrega. Las empresas, sin importar su tamaño, deben definir una estrategia logística, es decir, empezar a dimensionar la demanda, comenzar a establecer el radio de distribución y planificar las entregas, que es lo más importante.
Hoy en día existen en el mercado tecnologías que ayudan a avanzar al próximo nivel y comenzar hacia cierta automatización de procesos. La recomendación es buscar estas soluciones para lograr un sistema de reparto eficiente y cumplir con la promesa de entrega.
Estas variables ayudan a diferenciarse por sobre la competencia. La rentabilidad de una operación y el nivel de servicio que se entrega, son piezas fundamentales para el éxito de una organización, sin importar su tamaño.
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